Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo***.
*El retrato es del único miembro del sexo masculino que es mi ferviente e incondicional admirador... aunque tal vez eso se deba a que que ahora está hibernando
**Bueno, por ahí Liliana Felipe no hablaba exactamente de esto (jajja)... pero, aplica. :P
***Hasta la esta última estrofa íbamos bien. El tema es que Sor Juana no concebía la tercera vía, que vendría a ser, para mí:
Y más por cobardía que por arrojo,
por aquel en cuyos ojos el amor no leo,
simular indiferencia, con el alma en rojo.
4 comentarios:
Me quedo con la ultima frase, la indiferencia y el silencio son los mejores aliados...
¿Aliados para qué? ¿para la incomunicación? Snifff.
para comunicar enojo por lo que realmente queremos?
¿y hacer la gran femenina: "¡¡Roberto, vos no me entendés!!" sin explicar lo que nos pasa?, ¿suponiendo que el otro tiene la bola de cristal?
(Sigo snifffffeando)
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