Ya era demasiado tiempo tranquila

Ayer recibí un planteo que, primero me descolocó, después me enojó, después me puso triste y después me descolocó de nuevo. (Quiero decir: el planteo fue durante la tarde; las reacciones sucesivas, obra y gracia de posteriores lecturas que mi cabeza, junto con mis humores, pergreñaron). Agradezco no seguir indispuesta, lo que hubiera agregado un factor hormonal más, que junto con mi hipotiroidismo hubieran hecho estragos.
La cuestión es que no entendí muy bien el significado del mensaje (o no lo quise entender) y como gracias al señor (ignoro cuál) no hago terapia, a las 23.48, mientras esperaba con ansiedad que empezara el programa de Dolina así algo hacía más ruido que mis pensamientos –la música no cuenta-, decliné arriesgar una interpretación. Me hice unos mates pensando que un viernes a la noche podría estar emborrachándome (como mínimo) o en una previa de sexo salvaje –ok, sexo a secas- y no tipeando en una 286 viva de milagro y ¡¡¡sin banda ancha!!! (sí, vivo bajo la línea de pobreza).
Obvio, para hacer lo patético más poético, escuchaba “No pienses de más” de Drexler; tema que, jocosamente había traído a colación la misma persona del planteo, pero en otra ocasión. Sí, “no pienses de más”. ¡Ja!. Probá un rato adentro de mi cabeza... no es moco’e pavo.
Bueno, nada. Determinaciones de esta noche:

*Voy a empezar teatro. No sé cuándo. Pero mi amiga Paula dice que funciona mejor que ir al psicólogo (a ella se lo recomendó una profesora –dicen que la profesora es alcohólica y lesbiana... ¿será por eso que tomó más en serio el consejo?-, después de presenciar una de sus crisis de examen final oral). Además, tener una psicóloga en la familia es justificación suficiente para perderle el respeto a los mismos.
*Planeé empezar a bajar el montón de ropa para planchar... ¡planchándola! (Nota: el mencionado montón existe desde hace más de 9 meses –y, cual devenir natural de un período de gestación, ha crecido en tamaño-... creo que es hora de ver re-nacer un montón de prendas a los brazos de mi guardarropas. Esto es un plan; si lo llevé a cabo para mañana, mi estado hoy era gravísimo.
*Decidí un destino playero, sin yirar, sin mochila, sin agotamiento esta vez. Bué, no tanto... no soy de quedarme muy quieta y me gusta conocer lugares que no conozco. Sacaré a pasear bikinis y a encandilar cuando el sol se refleje en mi piel, tan bronceada (esto es ironía bruta); me dejaré enterrar en la arena (por favor, leer sin contenido sexual... hablo de mi niña tapándome con arena), impondré mi look “palito de la selva” (un lado rosa chicle, el otro blanco: se consigue con bloqueador solar total y la exposición a febo manteniendo poses estrambóticas), meditaré entrar a un convento de clausura relojeando muchachos bonitos que no saben hablar, tomaré helados a la tardecita, recién bañada, sacaré a pasear algún libro y trataré de pensar que si en lo de Tinelli hacen el “solucionando sudokus por un sueño”, podría presentarme a garronear algo de papusa y no trabajar por un tiempo.