miércoles, 10 de abril de 2013

Di Ego

Mi amor, ronco y quedo,
mi cariño,
más bastardo que un hijo del Diego.
Terminó la temporada
y te fuiste sin mediar palabras.
"¡Será de dios!"digo, justo yo,
que soy
menos cristiana que la Sinagra.
Extirpáselo si pudiera,
adelgazáralo si cediera,
coartase su nutrición
si en mis manos estuviera.
Mas no.
Continua tan pleno y obeso
como antes de la operación;
porque mi amor por vos fue exceso,
hoy es gordura e hinchazón.
Y sé bien que es puro impulso masoca
recordar tus épocas en mi Boca,
cuando por las noches eran
de tu iglesia nuestras misas
tu zurda prodigiosa me robaba las sonrisas.
Se niegan.
No abandonan la cancha los recuerdos,
como si supieran que los espera
la conciencia cruel enfermera
que les hará el antidopping para echarlos fuera.
Ahora
no sé cómo acomodarme a lo que me toca:
vos sos adicto y no soy tu droga.
Y no quiero pero
me aconseja la razón colgar botines
porque en este partido en que todo Pelé,
acabé felpeada y me desgarré
y vos estás tan lejos que ni tus mohines
veo desde los emiratos de tu olvido.
Se siente feo que no me quieras:
tu desamor fue cortarme las piernas.
Mentime al menos cada tanto
un recuerdito que interrumpa el llanto
un bálsamo, una efedrina,
te lo pido
por la Dalma y la Yanina.


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