miércoles, 25 de mayo de 2011

Cuando las nativas te quieren comer cruda

     A punto estoy de retractarme acerca de la paparruchada de elegir un tema sencillo y alejado de la responsabilidad de entregarle una investigación de valor a la sociedad con mi trabajo de campo. ¡Oh, San Antropólogo Gramsciano, cómo desearía ahora tener el ideal utópico de prestarles mi voz a los marginados, a los otros!.
     Sucede que trabajar con "minitas" no es fácil, no se puede interactuar sin correr graves riesgos*, y es algo que estoy viniendo a enterarme justo ahora: que soy una especie de antropóloga inocente**.
     Lo positivo es que puedo describir densamente un par de comportamientos de la minita que pasaré a explicar con pelos*** y señales, para después caer en el más burdo pedido de auxilio****.
     Llamaré al primero con el pomposo nombre de La Mirada del Lanzallamas Exasperante (que en una mandarinización del acrónimo, será LaMilanesa) . Como su pomposo nombre lo indica -en realidad, la primera parte es la indicadora... y puesto que la pomposidad está dada por el largo de la frase nominativa, ahí te expliqué la tachadura-, se trata de una mirada. LaMilanesa te traspasa, trasmite el calor por radiación a tal punto que, aunque no puedas identificar desde dónde, sabés que alguien te está mirando y que sus intenciones son pulverizarte*****. A diferencia de la técnica del escaner masculina, LaMilanesa de la minita no busca ser notada... aunque tampoco lo evita. En el momento en que se desarrolla, quien la emite padece una temporal ceguera (claro, pues está concentrada en conseguir la pulverización de la víctima). A continuación, incluyo un extracto de mi diario de campo personal, donde relato cómo arribé a este saber, y cómo fue mi primer encuentro con mi (involuntaria) informante clave:
     "Descubrí la verdad de LaMilanesa****** tras haberme sacado el suéter al sentir una súbita ola de calor que me invadía, haber identificado la fuente emisora y tratado infructuosamente de negar la cadena de hechos citando el mantra "boluda, te lo estás imaginando; boluda, te lo estás imaginando; boluda, te lo estás imaginando". Fue entonces, cuando mi amiga Lea me dijo "¿boluda, viste cómo nos está mirando esa mina? ¿quién es?", que perdí la fe en la simplicidad del trabajo de campo -y en ese mantra pelotudo también-. Enseguida intuí quién era y gracias al dior facebutt, comprobé que se trataba de Sadop"
     Mi hipótesis es que, LaMilanesa muestra que la minita tuvo, tiene o quiere tener algo con el señor con el que vos estás hablando y/o chapando*******.

Notas a los pieses

*Y es el momento exacto en que te preguntás adónde está la tribu caníbal más cercana -¿el 96 que va para el fondo, me lleva?-.
**Que viene siendo, Martha, un eufemismo para pelotuda.
***Si es que en el próximo encuentro con mi informanta (a quien llamaré Salop de Merde para preservar su identidad) no me los arranca.
****Sí, osvaldos y mirthas: no me aguanto hasta hablar con mi psicóloga y, para qué mentirles, creo que ella no me toma muy en serio cuando le hablo de mi investigación. De modo que espero que se pongan las pilas y aporten sugerencias de posta, no como la psico "¿y vos qué pensás?", no eh.
*****Afortunadamente, muy pocas minitas tienen esa capacidad; lo que no quiere decir que haya que andar por ahí sin tomar recaudos, porque el "ojeo" sí suele ser un efecto colateral de la intención de pulverización.
******Oh, sí. Le puse semejante nombre sólo para poder caer en el chiste fácil pero efectivo. :P
*******En casos de minitas muy psicóticas, basta con que estés cerca o en la misma habitación para que te hagas acreedora de LaMilanesa. 


(Como no pude filmar sin evidenciar mi situación de observadora participante, acá dejo un video, que es más o menos parecido a LaMilanesa).




     Un segundo comportamiento típico de la minita, que he llamado No-te-pude-pulverizar-pero-actúo-como-si-lo-hubiera-conseguido (o "Albóndiga de picada común")*, consiste en hacer de cuenta que la mujer que considera su contendiente** es un cactus, una piedra o un perro moderadamente feo -no sea cosa que llame la atención-:
"... no me quedaron dudas sobre la animadversión de Sadop conmigo cuando, estando casi en ronda con cuatro personas más, cinco éramos contándome, irrumpió a saludar a cada uno de los que estaban en corro, deteniéndose unas milésimas de segundo frente a mí -para demostrar que me había visto, pero elegía ignorarme- y siguiendo el orden de saludados salteándome. Alelí, quién también notó la estrategia, le echó una mirada que no pude descifrar inequívocamente, pero que creo podría haber sido algo así como: "naah, no podés"..."
    Mi supuesto de trabajo para la comprensión de este otro comportamiento, es que me encuentro frente a  variaciones del orinado producidas por el hecho de que la hembra a la que se quiere transmitir el mensaje, no forma parte del mismo grupo. De modo que  "no te metas con Ricardo, que sos boleta", debe ser traducido a formas gestuales más ostensibles y violentas, ante la ausencia de códigos grupales comunes.***Por supuesto, cabe la posibilidad de que, aunque la minita no esté protegiendo ninguna presa, actúe como si, para disfrutar de la incomodidad y el sudor frío de otra mujer (una sadiminita)****.
   Siguiendo estos hilos de pensamiento, la tesis central que explicaría lo descripto y -esperemos- permitirá explicar futuros avances del trabajo de campo*****, es que la minita, además de tener herramientas y estrategias específicas -dentro de las cuales se encuentran los comportamientos recién descriptos- es una conchuda.
    Ahora bien, luego de clavar en el ángulo este gol académico (?), levantarme la camiseta para descubrir otra -con la cara de las mártires de las guerras minitantes (??)-, besarla y saludar alcahuetamente a la platea.... vuelvo a mi humildad habitual (???) y pregunto: una, como antropóloga en el campo y minitante-to-be, ¿qué debe hacer? ¿continuar estupefacta?*****¿simular no haber notado los comportamientos y poner la otra mejilla? ¿tropezar con la bebida en la mano, casualmente sobre su ropa? ¿eh?... Ah, las delicias de la reflexión antropológica...

Notas a los pieses
*Bueno, che. Ya no se me ocurría ninguna sigla ni ningún acrónimo copados, así que opté por una metáfora que, además de estar en sintonía con lo comestible de LaMilanesa, da cuenta de lo grasa que puede ser este comportamiento (sí, incluso yo lo pude notar... así que fíjense lo grueso que será). 
**Recuerden lectoris, que yo, a pesar de plantearme comenzar a minitar, no poseo aún todas las habilidades de las minitas, de modo que peleo en peso mosca (por suerte el peso minita se mide según las habilidades y no según la balanza).
***Seh, tal vez exagero un poco, y que no me saluden no es igual a romper el culo de una marroncita de Quilmes y clavártelo en el cuello para proteger la presa (a.k.a. el Rúben)... pero yo soy toda así, exacerbada
****O, como dirán algunas colaboradoras del EEM, es minita por deporte, por el placer del sufrimiento ajeno y no por necesidad (?).
*****Y exorcizar mi propio sentimiento de impotencia puteadora (?).
******Y como máxima demostración de dinamismo, caer de espaldas haciendo ¡plop!

2 comentarios:

Gabriel dijo...

Me cagué de risa reflexiva con tu blog che... yo hace un tiempo que intento un esbozo de Estudios Etológicos sobre la Femeneidad pero como renegado antropólogo siempre termino cayendo en el "no hay pedazo que les venga bien". Te linkeo, abrazo

Juicy dijo...

¡Já, "El Colo"! Que no se diga che, las ganas de hacer un estudio serio es lo último que se pierde... ¿cómo que "no hay etc etc"?
No estaría mal crear ambos equipos de etología, coordinarlos y armar fiestas -digo, situaciones experimentales para el trabajo de campo- :P
Abrazo, je.