Como gancho (?), dejo este estreno (creo que aprovecharé a estrenar algunas cosas que aún no he leído en ningún lado).
Neón
Desde
un cajón entreabierto asoman
la
caja desconchada por el apuro
y
dos preservativos de esa segunda marca con inventiva.
Fabricados
a 15954 kms. del farmacity donde fueron comprados
y
a 1 km .
más de la mesa de luz,
3
preservativos de los que brillan en la oscuridad
llegarían
al barrio porteño de Constitución.
Uno
de ellos,
llamado coloquialmente forro o gomita según el uso argentino,
habría
de encontrar su efímera razón de ser
y
habría oficiado de lightsaber o sable de luz
en
un cuarto en penumbras en Buenos Aires,
a
favor de una fuerza sin lados claros ni oscuros.
Un
preservativo no sabe que cruzará el mundo,
que
despertará el morbo freak de fanáticos de Star Wars,
que
desplegará sus últimas fluorescencias
nadando
como una medusa en un océano de mugre
a
15962 kms. de su país de natal,
ni
que dos preservativos más, que vieron la luz y emigraron con él,
también
irán, horas más tarde, al mismo basural,
aunque
ya no habrá reunión posible entre ellos.
“3
preservativos de látex, ancho nominal 52 mm .,
lubricados con silicona -informa la caja- origen: Malasia”
no saben ni tienen la culpa de haber sido fabricados
en ese país
apenas conocido por los manglares y por el Sandokán
de Salgari,
sinónimo ahora de vulnerabilidad aérea y tragedias.
Ellos no saben ni tienen la culpa de morir acá, donde el instinto cabulero aconseja
que bastante yeta es que sean malayos, que mejor ni buscar la fecha de caducidad.
que bastante yeta es que sean malayos, que mejor ni buscar la fecha de caducidad.