jueves, 14 de agosto de 2008

Cordial conversación con la fantasía del hombre ideal corporizado

H.I.C. Hombre ideal corporizado.
J.M. Juicy Mandarine o Jodida Marmota.

H.I.C.- Hola, soy un hombre no problemático y con intenciones serias.
J.M.- ¡Apa! ¿así se presenta? ¿así pretende generarme interés por usted?
H.I.C.- Bueno, es que me dicen que soy muy buen partido con estas características, y quería señalárselas en primera instancia, para no provocar malos entendidos ni situaciones incómodas.
J.M.- ¡Vaya!* ya lo creo que es usted un excelente partido, no le han mentido; sin embargo, ha equivocado el camino conmigo... yo no soy de "esas".
H.I.C.- No se ofenda, creo que me malinterpretó. En ningún momento dije -ni insinué- que usted fuera de "esas".
J.M.- ¡Claro que sí! ¿de dónde sacó que yo soy de "esas", de las que mueren por los "buenos partidos". ¡Lo mío son las relaciones tortuosas! No soy de las que se ponen las cosas fáciles para sí mismas.
H.I.C.- Ah, ya la entiendo. Pero entonces el error fue de las fuentes. Me han dado informaciones erróneas sobre sus gustos.
J.M.- Muy bien lo ha dicho en pasado... es decir... vea, lo nuestro podría funcionar en unos años... atrás. (suspiro melancólico y resignado). Soy como uno de esos caballos que hacen los circuitos turísticos... tan acostumbrada estoy al camino, que podría seguirlo con los ojos cerrados.
H.I.C.- Bueno, podríamos hacer el intento, ¿no le parece?
J.M.- No sea necio, hombre. Para que lo nuestro funcionara en ese equilibrio caótico en el que me muevo, tendría usted que ser indeciso, inseguro, ciclotímico, histérico... pero, bueno... no me voy a poner exigente... cerramos trato en un requisito -inamovible, este sí-: debería usted comportarse de modo esquizoide.
H.I.C.- A ver... explíqueme mejor.
J.M.- Debería usted comportarse de un modo muy cariñoso y atento, y al hablar, decirme todo lo contrario...
H.I.C. (interrumpiendo)- ¿y viceversa también? digo... ¿decirle cosas bonitas y maltratarla o ignorarla al mismo tiempo?
J.M.- ¡Exacto! Veo que lo va entendiendo.... (pensativa) podría ser...
H.I.C.- (nervioso) Estemmm. Vea, es una pena que una chica tan bonita y simpática** se ponga tantos palos en la rueda. Permítame señalarle que pierde usted la oportunidad de tener una relación de compañerismo, una relación sincera y tierna, que es la que yo podría ofrecerle pero... creo que los requisitos que usted me pone son demasiado para mí, que soy un hombre sencillo: recuerde que sólo soy un hombre no problemático y con intenciones serias.
J.M.- (suspirando) Bueno, creo que no somos compatibles. Ha sido un gusto conocerlo.
H.I.C.- Igualmente, señorita. En otra vida veremos.
(se despide con un beso en la frente)


(un mes después)
J.M.- ¡Loparió! ¡¡Era realmente como se autodefinía!! Han pasado treinta días y aún no me ha enviado fotos de su nueva relación, ni ha decidido dejar de hablarme de sopetón, ni me ha usado de curita, ni... ¡¡¡puaj!!! ¿qué clase de hombre es tan asquerosamente ideal?


*Supongo que el ¡vaya! lo habré usado sólo una vez (ésta) en toda mi vida... pero el estilo se está comiendo el contenido del diálogo. :P
**lo dijo el H.I.C., no yo, eh.

viernes, 1 de agosto de 2008

Las ganas de llorar no me crecen en los ojos


Las ganas de llorar me crecen en la garganta, justo donde, de ser adán, tendría la nuez. Pero de EVA son mis ganas de llorar, y me crecen como un bocio.

Usaría el collarín del disciplinamiento de la sensibilidad.... pero no encuentro el modelo que la abarque toda.
Y la música llora por mí... mientras las ganas crecidas me desbordan el cuerpo.