Los primeros 3 días de estadía en Salta capital llovió ininterrumpidamente. “Salta, la linda” fue para mí “Salta, la mojada” (dicho esto sin ninguna connotación sexual, por supuesto, ya que a esa altura ya estaba empezando a olvidar qué era eso de revolcarse con alguien).
El primer día me lo banqué en la carpa, escuchando las gotas pegar contra el sobretecho... pero al segundo ya estaba al borde de la histeria, así que hice lo que todo jipi NO debe hacer: no me quedé en el baño confraternizando con los jóvenes mochileros que entre mate y mate herían de muerte alguna zamba –porque parece que es obligación que en cada grupo de chicos haya alguna guitarra, aunque ninguno la sepa tocar-, salí al centro a recorrer museos y, horror de horrores: compré un paraguas.
Decidí hacer la compra luego de que, con las zapatillas completamente mojadas y habiendo pasado más de media hora escuchando misa en la catedral –único refugio frente al diluvio* de afuera-, se me dio por leer la tapa de “El Tribuno”: “Ya hay 70 evacuados por las inundaciones en la provincia y se anuncia que el temporal durará hasta el fin de semana por lo menos”.Fueron los $10 pesos mejor gastados del viaje: a partir de ahí, el paraguas (que por cierto es de los archigrandes, que apenas se pliegan), se convirtió en amuleto antilluvia. Lo cargué como lastre por todos lados**, con la convicción de que en cuanto lo abandonara en algún lado, caería un chaparrón.
El primer día me lo banqué en la carpa, escuchando las gotas pegar contra el sobretecho... pero al segundo ya estaba al borde de la histeria, así que hice lo que todo jipi NO debe hacer: no me quedé en el baño confraternizando con los jóvenes mochileros que entre mate y mate herían de muerte alguna zamba –porque parece que es obligación que en cada grupo de chicos haya alguna guitarra, aunque ninguno la sepa tocar-, salí al centro a recorrer museos y, horror de horrores: compré un paraguas.
Decidí hacer la compra luego de que, con las zapatillas completamente mojadas y habiendo pasado más de media hora escuchando misa en la catedral –único refugio frente al diluvio* de afuera-, se me dio por leer la tapa de “El Tribuno”: “Ya hay 70 evacuados por las inundaciones en la provincia y se anuncia que el temporal durará hasta el fin de semana por lo menos”.Fueron los $10 pesos mejor gastados del viaje: a partir de ahí, el paraguas (que por cierto es de los archigrandes, que apenas se pliegan), se convirtió en amuleto antilluvia. Lo cargué como lastre por todos lados**, con la convicción de que en cuanto lo abandonara en algún lado, caería un chaparrón.
*Además, teniendo en cuenta el relato bíblico del diluvio... ¿en qué lugar sería mejor estar? Se sabe que los curas tienen línea directa con dios (léase con ironía); y si el de Salta ya había sido puesto sobreaviso y tenía el arca estacionada en el fondo, quería estar en primera línea para repoblar la tierra. Ya mencioné que pasé varios días sin que lo mojado fuese algo más que mis zapatillas, ¿no? . Ah.
**Miento: en un momento le dí uso, pero como sombrilla.
**Miento: en un momento le dí uso, pero como sombrilla.
10 comentarios:
Y que te dijeron los jipis cuando te vieron con el paraguas?? jajaja
Uno que conozco, que vió mi mochila sin desarmar, se me rió en la cara. :S Pero fue el mismo que me dijo sospechar que el suelo donde había dormido él con la bolsa, era de una dureza sobrenatural. :P
Se debe ver muy bonita mojada. h.
Oh sí, lluvia.
Che, manda, a vos tb te está chamuyando infeliz del ortho de H? Aunque sea podría haber cambiado la consonante para no quedar tan pajero.
beso, linda
Lulú.
Manda: ¡A la marosca! ¡¿De sombrilla?! ¡¿Pero qué clase de ...?!
Ah, claro, qué boludo, perdón, estás hablando del paraguas.
Lulú, yo estoy muy feliz del ortho y cuando quieras puedo contagiarte mi alegría. No sabía que eras tan celosa, vos una mujer de 17 Fedes haciendo escenas de culebrón en blog ajeno.
el pajero (y a mucha honra) de aaaa.h.
Mandarina, perdón por el teleteatro pero insisto:
Se debe ver muy bonita mojada. h.
(h): muchas gracias.
Lulú: si es el (h) que conozco, no es ningún infeliz, eh. Es un chico muy agradable y talentoso, y no me está chamuyando, sino que hacemos gala de mutua histeria controlada. Y si, repito, es el mismo (h) del que hablamos, te cuento que yo misma le pasé la dire de tu blog... te pido disculpas si te molestó.
¡Ay, Walter! No se me había ocurrido... pero mire que tiene la idea fif.. fija, digo. Jajaja.
Entonces fue una compra mas que productiva, ya que despues lo uso de sombrilla
Le juro que cuando terminaba de leer tambien sospechaba que lo que usaba de sombrilla era... bueno, no importa, pero no era le paraguas. Ya tenia una imagen mental muy interesantes que algún día le contaré cuando juguemos a la canasta.
Sobre el nuevo uso de su paraguas/sombrilla: Probó con colgarle una careta de Cipe Lincovsky y sentarse enfrente a jugar a las cartas? Esa sería una muy buena utilidad, aunque también una partida de naipes muy aburrida.
Saludos a sacu.
Puffff. Re productiva. Ahora tengo 3 paraguas en mi casa (y no uso ninguno).
¡Buenísimo, Naimad! Cuénteme de esas imágenes mentales, pero en vez de canasta,juguemos a la casita robada, que es el único que me sé.
Con respecto al paraguas, pensé en broncearme mucho y usarlo para vender bijou enchapada en oro.
Publicar un comentario