martes, 15 de octubre de 2013

El destino y los lectores


     "Fue el destino", lo sé: que me enterara de la muestra de paisajismo acuático; que el día estuviera precioso y que quedarse en casa fuera algo así como un pecado; que me detuviera comprando una planta; que quisiera doblar justo en esa calle donde se veía, había un par de lugares con mesas en la vereda; que un grupo de amigos me llamara la atención por gritarle a un Diego que aparentemente venía atrasado detrás mío (o a quien le hubiera costado estacionar un auto); que en lugar de mirar hacia atrás para ver quién era Diego, mirase al grupo que voceaba; que estuvieras entre los que se mofaban de Diego; que existiera un Diego; que haya existido un Nosotros. Que te viera, que me vieras.
     El destino ovilla y propone. El destino reparte las cartas y propone. El destino Es. Nosotros tejemos, jugamos, hacemos o dejamos de hacer. El destino hizo que yo te viera y vos me vieras.
     ¿Pero te ví? ¿de qué color era tu remera? ¿estabas con una mujer al lado que pudiera ser tu novia o amante? ¿tu cara se puso seria porque me viste? ¿Me viste? ¿me seguiste luego con la mirada hasta que me perdí al doblar la esquina? ¿escrutaste mis gestos buscando adivinar si también yo te había visto?
     Pienso en las preguntas flotando, como humo sutil, hasta perderse sin ser contestadas. Pienso si el destino habrá propuesto que alguna vez nos veamos cara a cara de nuevo y nos respondamos estas preguntas; y si más allá de su propuesta, tejeremos, jugaremos, haremos o dejaremos de hacer.
     Pienso que es tarde y que debiera ser fácil jugar a favor del destino y no contra él; pienso que he perdido la capacidad de leer sus señales y en cambio sólo leo mis preguntas. Pienso que, sin preguntas, con una certeza intemporal, los hermanos Wachowski hicieron un peliculón.