martes, 24 de agosto de 2010

El medicamento es peor que la dolencia*

Sigo sin hacer mía la autoadjetivación de grasa**; en cambio, te puedo aceptar una "bestiabruta"con total tranquilidad. Porque...
Si tengo que sacar una mancha, te hago batik la ropa, a fuerza de lavandina pura; si decido volver a depilarme, me ensaño hasta con el vello más bello, y te etcetero, et cetera; te exagero hasta la exageración y me como la redundancia.
Podré decir -a mi favor- que es porque al quemarme con un lácteo, veo al vacuno y sollozo***, pero no quisiera engancharme en la excusa fácil, porque siempre es posible complejizarla más, y a mi neurosis (Martha, te la presento, un divinor) más le place de este modo.
Resulta que el idilio virtual dura lo que la promoción de conexión a precio razonable y bastará con recibir sms' cada vez más espaciados para saber que otra princesa virtual ocupa mi lugar (¿y quién hará mi trabajo debajo de tu teclado?). Y a la sazón me ilumino y veo que la chancha y los veinte también eran el pan y la torta**** y en retrospectiva el noviazgo virtual tenía una gran contra: por más realidad simulada y efecto 3D, no hay quien te toque una teta.
Y entonces, me paso al otro extremo***** y exijo pruebas de tangibilidad: "yo te doy mi teléfono si me vas a llamar; de otro modo, no perdamos más tiempo, que dejé a mi amiga hablando con un moplo y tengo que rescatarla" fue una frase que -ajena a todo juego de seducción- pronuncié hace no mucho. También le he recordado a un señor -en descarado apriete- que, pese a gustarme su conversación, no me estaba invitando concretamente a nada; e incluso he evaluado distancias -hablo de más allá del primer cordón del conurbano, eh- y posibilidades reales de volver a ver a un muchacho antes de negarle mi teléfono.
En fin, la cuestión es que, alejada de la poesía, el pragmatismo y la más descarnada literalidad son mi credo de hoy. Intentaré tomarlo como base de estudio científico para las futuras generaciones (?)****** mientras les advierto, niñas: no practiquen esto sin la supervisión de una amiga responsable, a menos que deseen experimentar el sentirse tan batracio de otro agujero como una servidora.

*es una variación muy pedorra del dicho pop ular que utilizaré de canchera que soy nomás.
**mersa me gusta más, porque tiene el plus de ser pacolmo, vintage (o demodé, como prefiraís) :P.
***y soy como el cuento de la mujer del pediculósico, que aún bajo el agua sigue haciendo gestos.
****me preocupo: dos personas, en menos de una semana me preguntan si estoy segura de no ser torta (?). Y yo que tengo la duda fácil le dedico una sesión de psicóloga a las dudas ajenas, la conchisumá.
*****pero mal: paso del negro al blanco sin mediar ni un gris arratonado.
******digo, para sacarle algún provecho a semejante demostración de impresentabilidad social.

jueves, 5 de agosto de 2010

El mundo es un buñuelo


El mundo es un pañuelo, y unas ilustraciones que te copan que cuelga alguien en feisbuc son de ése que te mostró su cuadernito de dibujos en una fiesta, ése que te dejó su tarjeta con la dirección del blog que nunca visitaste, ése que volvía una y otra vez a hablarte. Ése, que fue excusa de aquel otro que no necesitaba excusas, para dibujar una razón de irse. Ése.

El mundo es un señuelo, y la mosquimuertez crece a diestra y siniestra, y se vuelve siniestra. Y quienes dijeron negro, te juzgaron de punta en blanco, y tiraron la piedra y escondieron la mano, y todo el resto, escondieron. ¡Soy tu víctima! gritan, y confían en que vos no digas. Y quienes te pagan un sueldo se creen que pagan tu vida, y no dicen la verdad en la puta vida, y confían en que vos no digas. Ésa y ése.

El mundo no tiene consuelo, ni atracadero. Felizmente, lo que tiene de triste también lo tiene de verdadero, y no va a ser peor porque no hay cosa posible. Ésa.

Lo comí esta tarde. De indigesto bocado conservo el gesto.