martes, 16 de febrero de 2010

Be my fan: pequeñísima concesión a la teoría del gataflorismo

No nos hagamos las tontas.
Nosotras -las que nos regodeamos en el rechazo de los tipos que no nos dan bola- sabemos también que existen otros que por el contrario estarían muy congratulados de poder dárnosla (la bola*), a los que ignoramos olímpicamente**.
Entre éstos, hay una variedad a la que dedicaré especial atención*** en estas líneas: el fan. Forma parte claramente del grupo de los V.M.N.G. (varietales masculinos no garchables), pero ofrece un reto a la clasificación, dado que no ostenta caracteres específicos, de no ser por un estado temporal de fanatismo hacia una.
El fan es inclasificable, puede ser cualquiera: es inespecífico, una persona común a la que se le relajó la autoestima**** o podría ser que una es un ser divino, y el único que lo ha notado ha sido el fan... eso no está del todo claro. Lo que queda en claro es la incomodidad -por no decir llanamente incredulidad- que se siente ante la admiración del fan.
Esta admiración cumple con una insoslayable función: detectar aspectos positivos de nuestra personalidad*****y, concatenadamente, levantarnos la alicaída autoestima******.
Ahora bien, esta función no es la única ni la más importante; me atrevo a postular entonces que toda mujer merece un fan: porque tener un fan te da la oportunidad de reconocer que cuando conocés un tipo copado, interesante y que te trata bien, lo desdeñás, en favor de algún histérico dell orto (seguramente). El fan es entonces, la ocasión******* para enfrentarse cara a cara con el propio gataflorismo.


*y sospechamos que más congratulados aún estarían de poder darnos el par.
**Es ésta es una de las collocations que más gracia me causa (se divertía tan barato, ella...), porque ¿cuáles serían las reglas de semejante disciplina olímpica?. En fin, seguiré viviendo en el amateurismo.
***Sólo con fines teóricos, dado que como ya aclaré, es su destino ser ignorado olímpicamente en el ámbito de la cotidianidad.
****Y se pasa una temporada en algún destino de playa, mientras el pobre hombre se dedica a adorarnos a pesar de ser un mero instrumento para la práctica de un deporte (listo, ya me estoy federando en "Ignoración de candidatos").
*****O de nuestro cuerpo, si es un fan de... culo, ponele.
******La nuestra está alicaída, porque la de él, como ya dije, está de vacaciones, ausente sin aviso.
*******"hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis" dijo Juana. Pero... ¿quiénes son lxs necixs en este caso?


(En el minuto 5.18 está el quid de la cuestión :P )

martes, 9 de febrero de 2010

Magas, espadas y rosas

Permítaseme protestar por los cazadores de Magas, y preguntarme dónde están los cazadores de Mandarinas*, porque a los primeros he podido identificarlos, pero los segundos son un enigma aún para mí.
Sobre gustos no hay nada escrito, dicen.. Pero resulta que Cortázar le dedicó mucha tinta a la fantasía de la mujer ideal de -aparentemente- muchos hombres... aunque jamás hayan hojeado Rayuela**.
Puede ser que en un primer acercamiento el cazador de magas se camufle bajo otras características de su personalidad, como unos dreadlocks hasta la cintura***... o puede que una parezca medio Maga a veces****; pero indefectiblemente, más temprano que tarde, he de reconocer que yo no soy buena Maga, ni lo quiero ser; porque las buenas Magas, porque las buenas Magas se echan a perder, se echan a perder. El peludo cazador de Magas comentará "¿pero vos vivís con tu hija?, porque hubiera jurado que no podías hacerte cargo de algo así (?)"*****, o bien una dirá -rompiendo un corazoncito cortazariano- "mañana me levanto temprano para el laburo".
Y seguiré sin entender por qué el personaje gusta más allá del papel. Por qué alguna gustará de ser vista tan frágil, irresponsable, aniñada, egoísta, ingenua, pura intuición, poca racionalidad. Por qué alguno gustará de proteger -pero en realidad, ahí está la trampa- y ser sometido al mismo tiempo, a los caprichos de una Maga inconstante y confusa.
...
Y me voy a leer otras cosas, otra literatura, otra poesía... tal vez algo que no se parezca a los poemas de Idea, porque temo que ya ha sido suficiente de dejarme caer en este otro cliché de las letras.

******


*porque hasta el famoso mono Liso va tras otros cítricos. :S
**lo cual es bastante improbable, dado que muchos de ellos pertenecen además al subconjunto p (puancellas).
***ah, ¿eso no cuenta como característica de la personalidad? ufff. Pero que distrae y puede perjudicar la inmediata identificación de un cazador-de-magas, es innegable.
****ok, ok. Las botas de florcitas no abonan teorías en contra, lo se.
*****haciéndose acreedor a la frase "ahí está la madre del borrego", o lo que es lo mismo en este caso, "mostraste la hilacha, cazador de Magas" (?).

******y cómo no, mientras pongo la otra mejilla a los defensores de Magas asusentes -que no comprenderán que la crítica no es al personaje de papel, y que adoro a Julito-, me doy el gusto de ser un cambalache y poner un Rata Blanca, y bancarlo a Giardino, porque por algo soy Mandarina y no Maga.