No me rindo y sigo esperando ganarme el loto. Creo firmemente que eso solucionaría muchas cosas en mi vida.
Mientras tanto, me sufro a mí misma y mi no-sé-qué-hacer-de-mi-vida y mi ansiedad galopante:
*Me quiero ir de vacaciones, a carnavalear a algún lado. Opciones: Uruguay o Salta y Jujuy.
Los pro de la primera son que quiero ver cómo retratan las murgas los conflictos bilaterales... y porque me gusta, y porque lxs uruguayxs me caen bien, y porque dentro de todo, sería un destino con playa para que la niña esté contenta. El contra es que debería ir averiguando acerca de cómo sacar a la gurrumina del país.
Los pro de la segunda son que veríamos los ritos de desentierro del diablo, de entierro, los bailongos interminables, me empedaría con chicha y porque... tengo ganas. Los contras serían que no sé si le gustará a Biank tanto como a mí, que el viaje es más largo, y que sospecho que nos vamos a recagar (neologismo compuesto) de lorca (poeta español). cuák
*Me quiero comprar un aparato que pondría mi vida cerca de la cúspide de la gloria. No es un consolador. Quiero un lavarropas automático (o semi... no me voy a hacer la fifí si
ando con la tabla hasta ahora). Pienso pedírselo a Papá Noel que, como quiero creer, no es un viejito pedófilo sino un señor que existe y que aunque yo ya exhiba la primera cana se compadecerá de mí y verá mi alma de niña (?)... En definitiva, el tema es ¿diezmar el aguinaldo en garbarino, or not to?
*Reactivar mis
planes pasados, que aunque en la lontananza me parecen tan intrascendentes como ahora, me permiten pensar que tengo un plan y no me enrosco con que no hago nada con mi vida.
*Después del revuelo de mi
obsesión (?) con Salinas, me gustaría verlo para esta época disfrazado de Papá Noel... el traje lo llena seguro... ¿podrá con el resto? léase domar al retobado Rudolph, entonar el jojojo a capella, pegarse en la papada una barba blanca. ¿Si le trato de vender la idea a Badía... tendré suerte?